EVANGELISMO PERSONAL/CUMPLIENDO LA MISIÓN PRÓLOGO

Yo creo que el Evangelismo Personal es uno de los ministerios más descuidados en las iglesias cristianas hoy en día. En nuestras iglesias tenemos, normalmente, predicación doctrinalmente sana. El aspecto de la enseñanza también es generalmente bueno. El área de la música todavía podría beneficiarse de bastante atención y trabajo. Incluso la visitación pastoral es regularmente bien atendida en la mayoría de las iglesias, a pesar de horarios, traslados y cargas de trabajo. Pero cuando llegamos al terreno del evangelismo personal, siento que allí estamos fallando muchos, y estamos fallando en serio.

Entendemos la Gran Comisión; estamos conscientes del valor que nuestro Dios ha asignado al alma humana; sabemos de la existencia de sólo dos destinos de carácter eternos, de lo indeseable de uno de ellos y de lo sencillo que es acceder al otro. Y sin embargo, no nos activamos como debiéramos, para atender esta gran necesidad.

Conocí al autor de esta sencilla obra hace ya muchos años. Eran aquellos años tormentosos de finales de la década de los 80’s. No sólo tuve el privilegio de predicar en una fogata juvenil la noche que él vino a Jesucristo para ser salvo, sino que también fue mi privilegio tenerlo como alumno en las aulas del Seminario Bautista Misionero Mexicano de Monterrey, N. L. México, y ser parte, años después, del concilio que lo examinó para determinar si se le encontraba apto para el ministerio cristiano.

Creo que lo consignado en el párrafo anterior me concede las credenciales para hablar acerca de Ricardo Enrique Reséndez Rodríguez. Ricardo es muy inquieto, su mente siempre está armando proyectos misioneros; aprovecha todas, diría yo, las oportunidades que se le presentan para hablar de Cristo y de su amor a aquellos con quienes entra en contacto. Se le hace poco el tiempo para intentar hacer todo lo que siente debería hacerse para avanzar el Reino de Dios en esta tierra. A veces esa energía lo mete en dificultades, pero no lo detiene. En los últimos años Ricardo ha demostrado una disciplina y una consistencia de la que quizás careció en el principio de su ministerio. Prueba de ello es esta obra que ahora nos presenta.

Cuando me pidió le escribiera unas palabras como prólogo a su trabajo “Evangelismo Personal. Cumpliendo la Misión”, acepté de buen grado. Pocas cosas me dan tanta satisfacción como ver a uno de mis ex alumnos sirviendo al Señor con fervor y devoción. Dios está usando a Ricardo en forma especial en su actual campo de servicio. Dice una expresión por ahí que es mal alumno el que no supera a su maestro. No cabe duda que Ricardo ha superado a algunos de los que fuimos sus maestros.

Isaías Rodríguez Arizpe.

Monterrey, N. L. Abril de 2011.