QUISIERA….
¿Alguna vez ha sentido el deseo de hacer más por la obra misionera? ¿De conocer cada detalle, apoyar a quienes han dejado todo y llevar el mensaje de salvación a cada rincón del mundo? Aunque nuestras fuerzas son limitadas, Dios ha dado a Su Iglesia el gran privilegio de cumplir la Gran Comisión. Es tiempo de despertar y obedecer Su llamado. ¡Acompáñanos en esta reflexión sobre nuestro rol en la expansión del evangelio!
Ricardo Reséndez
1/28/20251 min read


HE AQUÍ UN PENSAMIENTO PARA MISIONES TITULADO:
QUISIERA….
Quisiera saber todo, todo, todo acerca de las Misiones, sin omitir ningún detalle, quisiera tener la visión de Dios para poder discernir exactamente lo que él quiere de cada persona, y lo que él desea para cada lugar en donde hace falta el evangelio, él quiere que su mensaje de amor y salvación llegue a todas partes, que su Palabra sea predicada en todo lugar, que todos puedan ser salvos, quisiera tener todo lo necesario, para ayudar a hombres y mujeres de Dios, que respondiendo al llamado lo han dejado todo, su tierra, su casa, su parentela para ir a servir al Señor en la Obra Misionera, quisiera compartir con ellos, la enseñanza, la visión, el tiempo, los recursos, los diversos proyectos para facilitarles el trabajo en el campo; y si se pudiera ¿por qué no? Quisiera ir con ellos a cada lugar, a cada rincón conocido o inhóspito, conocer gente y aprender de ellos, aprender de sus diversas culturas, orar por ellos y orar con ellos, quisiera trabajar en los campos, evangelizar, discipular, en fin, expandir el evangelio a toda criatura; pero ¿sabe una cosa? Estamos limitados para hacerlo todo, es casi imposible humanamente hablando hacer todo eso sin la ayuda de alguien, uno solo no podría. Es por eso que Dios dio la encomienda a la Iglesia, a toda la congregación, para que juntos podamos trabajar en equipo, es a la Iglesia a quien dejó el gran privilegio de la Gran Comisión y es para cada uno de sus miembros el privilegio de cumplir con esa tarea, es por eso que, quisiera que todos despertáramos de ese letargo espiritual y obedeciéramos al instante el mandato que Jesús nos dio en el evangelio de Mateo. Todo esto yo quisiera.
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